23 August 2023
La deforestación en la Amazonía destruyó casi 20.000 kilómetros cuadrados de vegetación en 2022, una problemática que sigue en aumento y que quieren frenar los ocho países que comparten el bioma mediante un esfuerzo conjunto que ha tenido lugar en la cuarta cumbre de la OTCA para afrontar la crisis de la Amazonía.
Ha sido la cuarta reunión de mandatarios de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y la primera desde 2009 de este bloque creado en 1995 y formado por ocho socios: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
A la Cumbre de Belém, capital del estado brasileño de Pará, han acudido todos los jefes de estado, salvo Guillermo Lasso (Ecuador) y Chan Santokhi (Surinam), que declinaron la invitación por razones de política interna.
Sí ha estado la presidenta de Perú, Dina Boluarte, en el que ha sido su primer viaje al extranjero desde que asumió el poder, el 7 de diciembre de 2022, tras recibir la autorización del Congreso.
El objetivo ha sido encontrar un punto de equilibrio entre salvaguardar el ecosistema, clave para reducir las emisiones de carbono generadas por la tala de árboles y mantener el régimen de lluvias de Suramérica, y dar condiciones de vida dignas a sus habitantes a través de la llamada bioeconomía.
Brasil y Colombia ya han prometido acabar con la tala ilegal de árboles hasta 2030 y trabajan para que el resto de los socios de la OTCA asuma ese objetivo u otro similar ajustado a la realidad de cada país.
Cabe destacar que en 2022 la deforestación en todo el ecosistema aumentó un 21 % frente a 2021, la cifra más alta desde 2004, según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, con Brasil, Bolivia y Perú al frente de la estadística.
Líderes indígenas, organismos internacionales y ONG pidieron a los líderes de los países amazónicos “criminalizar” el contacto forzoso con pueblos que viven voluntariamente aislados en la selva.
Actualmente, no todos los países de la región amazónica tienen políticas públicas para el reconocimiento de estos pueblos, por lo que, según las organizaciones firmantes, “es imperativo reconocer su existencia y derechos en toda la Amazonía”.
Frente a la amenaza epidemiológica que a menudo se cierne sobre ellos, las organizaciones recomendaron la creación de “cordones sanitarios” en torno a los territorios que habitan para prevenir la expansión de enfermedades traídas de fuera.
En cuanto a las diversas organizaciones defensoras del medioambiente expresaron su satisfacción con los temas abordados en la declaración final de la Cumbre Amazónica que se realizó en Brasil, pero criticaron la falta de acciones concretas que conduzcan a soluciones para el mayor pulmón vegetal del planeta.
Entre los 113 puntos del documento destacan el lanzamiento de la Alianza Amazónica de Lucha contra la Deforestación, la creación de mecanismos financieros para promover el desarrollo sostenible y la cooperación para combatir los crímenes ambientales.
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