Una presa abandonada de Madrid alberga la mayor colonia de anfibios de Europa

La Alberca, una charca situada en una antigua presa de la localidad madrileña de Cenicientos que se ha convertido en la mayor colonia de anfibios de Europa.

03 September 2021

Antigua presa La Alberca, en Madrid

Ranas, sapos y tritones de una gran variedad de tamaños y colores conviven en La Alberca, una charca situada en una antigua presa de la localidad madrileña de Cenicientos que se ha convertido, tras años de abandono, en la mayor colonia de anfibios de Europa. 

Algunos vecinos de este pueblo situado en el extremo suroeste de la Comunidad de Madrid se han acercado a conocer esta charca renaturalizada situada a las afueras del municipio. Solo es posible acceder desde la carretera M-501 por un camino de tierra muy empinado que desemboca finalmente en el recinto, en pleno cauce del Arroyo de la Huerta de las Ánimas, a los pies de la Sierra de Gredos. 

La antigua presa se concibió en los años 60 y comenzó a construirse en 1969 para suministrar agua a los municipios de la zona (Cenicientos, Cadalso de los Vidrios y Rozas de Puerto Real), aunque nunca se llegó a utilizar porque se detectaron problemas de filtraciones. 

Puesta en funcionamiento 

En 2017, tras años en desuso y ante el peligro de derrumbe, la Comunidad de Madrid decidió actuar en el lugar y descartar finalmente su puesta en funcionamiento, en colaboración con el Ayuntamiento de Cenicientos. 

“Además de todo eso, abajo pasa la carretera y podríamos haber tenido problemas en el caso de una gran pérdida de agua”, explica a los pies de la charca Pablo Rodríguez Sardinero, gerente del Canal de Isabel II, la empresa pública madrileña encargada de la gestión del agua. 

La Comunidad de Madrid ha finalizado recientemente unas obras que comenzaron el pasado mes de octubre y que se han prolongado hasta mediados de agosto, con un coste de 523.000 euros. 

“Se ha procedido a la demolición del muro de la presa, se han recogido los lodos y se ha ido recuperando el arroyo a su estado natural”, resume el gerente a Efe. 

Biodiversidad 

La profundidad del agua es de apenas un metro y a simple vista pueden observarse en su interior infinidad de especies de anfibios, principalmente tritones, ranas y sapos de gran variedad de tamaños y colores. 

En medio de la charca se han colocado varios montículos de piedras para atraer más aún la presencia de este tipo de animales y, además, se han aprovechado los lodos retirados del fondo para generar una cubierta vegetal en el borde. 

Paseando por las cercanías, en el extremo izquierdo del recinto, puede divisarse el único trozo conservado del muro de la presa, que se ha aprovechado para construir un refugio para una colonia de murciélagos que se había detectado en la zona. 

“Ha sido necesario hacer un nuevo acceso a la galería del muro en el margen izquierdo, porque el original estaba en el derecho, que se ha cubierto de tierra y vegetación para integrarlo en la zona”, cuenta a Efe satisfecho Vicente Muñoz, jefe del área técnica del Canal de Isabel II, que ha sido el encargado de supervisar las obras. 

Reforestación 

Por otro lado, para la reforestación de la zona se han utilizado semillas de especies autóctonas que han facilitado el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra) y el Centro Nacional Recursos Genéticos Forestales, del Ministerio para la Transición Ecológica. 

Adicionalmente, el hormigón de la presa se ha triturado para obtener zahorra artificial, un material de obra granulado muy útil para la construcción de vías pecuarias y caminos, tal y como puede observarse en las cercanías. 

No existe ningún tipo de limitación para el acceso a la zona, pero nada más llegar al recinto puede observarse con claridad un cartel que prohíbe el baño y cualquier tipo de actividad recreativa. 

ALOJAMIENTOS POR COMUNIDAD