Reportajes

Viaje a la dehesa extremeña: el ecosistema más sabroso y sostenible de Europa

Una inmersión en uno de los paisajes más auténticos de Europa, donde el tiempo se mide entre encinas, estrellas y sabores únicos.

Imagínate un lugar donde el paisaje se come, se pasea y hasta se contempla bajo un cielo plagado de estrellas. Así es la dehesa extremeña, uno de los ecosistemas más valiosos de Europa, que conjuga conservación de la biodiversidad, tradición ganadera, gastronomía de kilómetro cero y experiencias de turismo activo y responsable. Este espacio natural, moldeado por siglos de convivencia respetuosa entre el ser humano y la tierra, representa hoy un modelo de sostenibilidad que sorprende tanto al viajero experto como al neófito del ecoturismo.

Autor: Diego J. Casillas

¿Qué es la dehesa y qué la hace única?

La dehesa es un sistema agroforestal mediterráneo característico del suroeste de la península ibérica, y Extremadura es su mayor exponente. Aquí, más de un millón de hectáreas se extienden entre suaves colinas, pastos, encinas y alcornoques que dibujan un mosaico perfecto entre naturaleza y actividad humana.

Pero lo que realmente distingue a la dehesa es su equilibrio. Es un paisaje cultivado y al mismo tiempo silvestre. Se pastorea, se cultiva, se recolecta, pero sin agotar. En un momento donde la sostenibilidad ya no es un lujo, sino una urgencia, la dehesa es un ejemplo vivo de cómo el ser humano puede vivir en armonía con su entorno.

Fauna libre, silvestre y simbólica

No hay dehesa sin sus habitantes. El cerdo ibérico, alimentado con bellota en montanera, es sin duda el rey de este ecosistema, pero no el único. Rebaños de ovejas merinas, vacas retintas y caballos pastan libremente bajo las encinas. La variedad de especies que habitan este entorno incluye ciervos, jabalíes y una avifauna espectacular.

Las dehesas extremeñas son también el hogar del buitre negro, el alimoche o la cigüeña negra, especies que encuentran en estos espacios abiertos y poco alterados un refugio ideal. Y si tienes suerte en tus rutas, podrás avistar al escurridizo lince ibérico, que regresa poco a poco a su antiguo territorio.

Autor: Diego J. Casillas

La dieta de la dehesa: sabores con denominación de origen

Lo que crece y vive en la dehesa también se lleva a la mesa. Y qué mesa. El jamón ibérico de bellota con Denominación de Origen Dehesa de Extremadura es uno de los grandes tesoros gastronómicos de España. Pero no es el único.

Quesos artesanos elaborados con leche de oveja o cabra, miel de encina, setas silvestres, embutidos curados al aire libre, vinos y aceites ecológicos, o incluso la carne de caza... Todo tiene un sabor especial, resultado directo del respeto por el entorno y el tiempo lento con que se producen las cosas.

Autor: Diego J. Casillas

Ecoturismo activo: caminar, pedalear, respirar

Explorar la dehesa no es solo observar: es participar. Las rutas de senderismo y cicloturismo atraviesan fincas privadas que se han adaptado al turismo responsable, y permiten al viajero sumergirse literalmente en el corazón del paisaje.

La Vía Verde de la Plata, el Parque Natural de Cornalvo, las sierras de Tentudía o San Pedro, y enclaves como el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara ofrecen rutas interpretativas, visitas guiadas, birdwatching, fotografía de fauna y talleres de vida rural. También es posible alojarse en casas rurales integradas en plena dehesa o en ecoalojamientos de arquitectura bioclimática.

Y si buscas un plus de autenticidad, muchos alojamientos y cooperativas ofrecen experiencias gastronómicas como degustaciones, recolección de setas en temporada, o jornadas de esquileo o elaboración de quesos.

Autor: Diego J. Casillas Astroturismo bajo encinas centenarias

La dehesa extremeña no solo es un espectáculo de día. De noche, bajo sus cielos limpios y sin contaminación lumínica, la experiencia se transforma. Y es que Extremadura cuenta con algunas de las mejores zonas de observación astronómica de Europa.

Destinos Turísticos Starlight con terreno de dehesa, como el Parque Nacional de Monfragüe o la Sierra Suroeste de Badajoz, ofrecen espacios únicos para contemplar el firmamento, realizar astrofotografía o hacer rutas nocturnas entre encinas, disfrutando de los sonidos y olores que conviven en estos paisajes. Además, actualmente, son múltiples las empresas y alojamientos que ofrecen actividades de astroturismo en la dehesa. Pasar la noche mirando las estrellas es aquí mucho más que una moda: es una forma de reconectar con el cosmos... y contigo mismo.

Autor: Diego J. Casillas

Curiosidades: historia, caminos y cultura rural

¿Sabías que la Ruta de la Plata, una de las variantes del Camino de Santiago, atraviesa buena parte de la dehesa extremeña? Viniendo de Andalucía, y pasando por ciudades como Mérida o Cáceres hasta Baños de Montemayor, peregrinos modernos cruzan paisajes donde el tiempo parece haberse detenido, entre restos romanos, calzadas milenarias y pueblos blancos que aún celebran las fiestas de la trashumancia.

La dehesa también ha sido fuente de inspiración para artistas, poetas y músicos. Algunos estudios apuntan a que la palabra “dehesa” proviene del verbo latino defensa, porque estos terrenos estaban protegidos por ley como bienes comunes. Y hoy, en plena era del turismo de masas, siguen siendo una suerte de “zona protegida” donde disfrutar sin prisas, sin colas y sin filtros.

Autor: Diego J. Casillas

Un destino para saborear… con los cinco sentidos

La dehesa no es solo un paisaje, ni un destino turístico. Es una forma de entender la vida. Pasearla es saborearla, observarla es cuidarla, compartirla es preservarla. Si buscas naturaleza sin artificios, autenticidad rural, gastronomía que nace de la tierra y un cielo estrellado que te deje sin aliento, ya sabes dónde ir: La dieta de la dehesa te está esperando.