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El Acebuche en Doñana protagoniza los primeros partos de lince ibérico

Los neonatos de lince necesitan el calor externo para mantener una temperatura corporal óptima dado que no termorregulan bien en los primeros días.

Comienza la temporada de partos para los linces de Doñana y es que recientemente las hembras de lince ibérico alojadas en el centro de cría en cautividad de El Acebuche, en el Espacio Natural de Doñana, Juromenha y Madroña, han protagonizado los primeros partos de la temporada en estas instalaciones alumbrando dos cachorros cada una. 

La primera en ponerse de parto, según ha informado el programa Lynx ex situ, fue Juromenha a las 23:00 horas del pasado sábado, una hembra nacida en 2012 en el centro de cría de Silves, en Portugal, que este año ha sido trasladada a Doñana como parte del flujo genético que se realiza entre los centros de cría para mantener la diversidad genética de esta especie. 

Juromenha seleccionó uno de los refugios con los que cuenta en su recinto y allí sigue junto a sus dos cachorros. 

Unas horas después, la hembra Madroña se puso de parto; para ello, se encamó en un hueco en la arena que había escarbado en un rincón de su recinto. 

El que el parto coincidiera con una fuerte lluvia que empapaba a la hembra preocupó al personal del centro, que monitorizó todo el proceso a través del sistema de videovigilancia. 

Los neonatos de lince necesitan el calor externo para mantener una temperatura corporal óptima dado que no termorregulan bien en los primeros días. 

Madroña se mantuvo sin moverse del lugar pese a la fuerte lluvia y mantuvo a sus dos cachorros bajo su regazo al tiempo que no paraba de acicalarlos para mantenerlos secos. 

Han sido, por tanto, cuatro nuevos linces que se han incorporado a las instalaciones de El Acebuche, donde en las próximas semanas se espera que sucedan algunos partos más. 

El programa de conservación ex-situ se plantea como una herramienta de apoyo al programa de recuperación de la especie en su hábitat natural, y sus objetivos primordiales incluyen la conservación del máximo de variabilidad genética existente actualmente en la naturaleza y la producción de un número suficiente de ejemplares para su reintroducción en las áreas de distribución histórica de la especie.