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El Calabacino, una ecoaldea en la Sierra de Aracena que lucha por su regularización

Varios vecinos decidieron repoblar la aldea de El Calabacino, deshabitada entre los años 50 y 70 del siglo pasado, por el éxodo rural hacia las ciudades.

A un kilómetro escaso del municipio onubense de Alájar, en pleno Parque Natural Sierra de Aracena, hace más de 40 años que un puñado de vecinos decidieron repoblar la aldea de El Calabacino, deshabitada entre los años 50 y 70 del siglo pasado, por el éxodo rural hacia las ciudades. Durante una década, aproximadamente, no residió nadie en ella. 

Durante un tiempo tan solo fue lugar de paso de domingueros de otras zonas de la provincia, o de jóvenes que iban a pasar los fines de semana. Por eso a los primeros habitantes de El Cabalacino, cuando empezó a tomar forma de ecoaldea, no los miraron con buenos ojos desde la vecina Alájar, a la que pertenece, un municipio de 800 habitantes. 

“La huella que dejaron fue muy negativa”, recuerda Darma Folqués, uno de los más veteranos, en declaraciones a lavozdelsur.es. “Nos miraban con recelo, pero nos abrieron camino los niños, gracias a ellos conectamos con la esencia de la vida de la gente y eso generó que la aldea se fuera repoblando”, recuerda. Él mismo llegó con su hijo, cuando apenas tenía un año. “Es un milagro llegar hasta donde hemos llegado. Muchos otros proyectos se han quedado cuatro casas”, dice Darma, quien junto al centenar de vecinos que habitan El Calabacino, lucha para que las viviendas sigan en pie. Las negociaciones parecen ir “por buen camino”, pero se tiene que materializar. 

En 2017, la Fiscalía de Medio Ambiente procesó denuncias contra la ordenación del territorio a varias familias de la ecoaldea. Sobre algunas de ellas incluso pesan multas y condenas de prisión. En un plazo inferior a dos años, deben resolver la situación, para lo que quieren que se reconozca a El Calabacino como hábitat rural diseminado de interés social y ecológico, algo que fue aprobado en pleno del Ayuntamiento de Alájar, aunque la Junta de Andalucía debe ratificarlo. En la plataforma change.org están recogiendo firmas para presionar de cara a lograr el objetivo. 

La asociación de vecinos Raíces de El Calabacino, en las alegaciones presentadas al proyecto de ordenación de los Parques Naturales Sierra de Aracena y Picos de Aroche, Sierra Norte de Sevilla y Sierra de Hornachuelos, pide que se incluya a la ecoaldea en la zonificación C2, referente a suelos no urbanizables del hábitat rural diseminado o bien a las agrupaciones de viviendas de cierta entidad. 

También quieren “fomentar desde la normativa del Parque el uso de técnicas constructivas más sostenibles como medida práctica para frenar el cambio climático, priorizando y poniendo en valor la construcción tradicional, la bioconstrucción y la utilización de materiales locales, naturales, biodegradables, fomentando así tipos de construcción que generan menos emisiones de CO2”. 

Los vecinos, a su vez, solicitan que se incluyan las cubiertas ajardinadas “dentro de las tipologías de cubiertas permitidas dentro del Parque”, que además “tienen un comportamiento muy bueno a nivel de eficiencia energética, absorción de CO2 y de radiación solar que reducirían el calentamiento de la zona”. Así como que se disminuya “el tamaño de parcela necesario para implantar una vivienda vinculada al medio rural” y que se incluyan en el Parque “alternativas de saneamiento distintas a las de las fosas sépticas homologadas, como pueden ser los filtros verdes o los baños secos”. 

“Para conseguir este objetivo necesitamos que, tanto el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche como la Junta de Andalucía, aprueben que la aldea sea declarada como hábitat rural diseminado de interés social y ecológico y que en el Parque se permita la construcción de viviendas bajo criterios de bioconstrucción”, recuerdan los vecinos en el texto de la recogida de firmas.