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La opción más relajante para el verano: Baños de bosque en las sierras de Gúdar y Javalambre

Teresa una guía certificada por el Forest Therapy Institut facilita la reconexión con vosotros mismos y con la naturaleza a través de paseos conscientes por el bosque.

¿Sabías que... un baño de bosque es la forma más placentera de eliminar el estrés equilibrando cuerpo y mente, y una práctica de bienestar originaria de Japón que ayudar a vivir mejor?  

Las sierras de Gúdar y Javalambre en Aragón son el paraje natural idóneo para esta práctica de salud y bienestar. Pero... ¿por qué? 

Panorámicas espectaculares 

La Sierra de Gúdar está formada por pequeñas sierras y valles que descienden progresivamente desde los más de 2.000 metros de la Peñarroya, cerca de Valdelinares, hasta las planicies del Mijares. Si quieres disfrutar de una de las panorámicas más espectaculares de la zona, sigue el sendero que sube hasta el Mirador del pico Peñarroya. El que discurre por la vega del Mijares te permitirá disfrutar del espeso bosque de ribera a pie o en bicicleta. 

Cualquiera de los accesos que te llevan hasta el corazón de la Sierra de Javalambre ofrece desde los balcones naturales del macizo las panorámicas más grandiosas de los valles de los ríos Turia, Mijares, Torrijano y Arcos. La vista se pierde en los confines que limitan con las sierras de Gúdar al nordeste, de Albarracín al noroeste, del Toro al este y del Alto Turia al sur. El elevado relieve de esta sierra es suave, salvo donde los ríos que allí nacen han abierto profundas brechas. 

La estancia en el bosque se convertirá en una experiencia de bienestar que rápidamente tiene efectos sobre nuestra salud 

Si añadimos que este baño de bosques en plenas sierras de Gúdar y Javalambre se realizan con Teresa una guía certificada por el Forest Therapy Institut que facilitará la reconexión con vosotros mismos y con la naturaleza a través de paseos conscientes por el bosque, con una duración de dos horas y media.  

La clave de la bondad de los baños de bosque está precisamente en algo intangible y muy importante: lo que respiramos. La química del aire que inhalamos durante estos paseos meditativos refuerza el sistema inmunitario de las personas. Los compuestos orgánicos volátiles emitidos por árboles y plantas son los responsables de esos efectos beneficiosos, y entre ellos destacan los monoterpenos, con propiedades antiinflamatorias, antitumorales y neuroprotectoras. 

A través del despertar de todos los sentidos, la estancia en el bosque se convertirá en una experiencia de bienestar que rápidamente tiene efectos sobre nuestra salud. El primero y más evidente, nuestras pulsaciones bajan y nuestro ritmo cardíaco se enlentece. 

Otros beneficios ya están documentados en la literatura científica: calma la mente, regula la presión sanguínea, fomenta la creatividad, aumenta la concentración y fortalece la memoria. Estos estudios científicos también han demostrado que las células antitumorales llamadas natural killer (NK, un tipo de linfocito) aumentan en número y actividad.